jueves, 20 de marzo de 2025

CAGADAS DE PERRO EN EL PARQUE INFANTIL: “UNA BATALLA PERDIDA”

(Miquel Sentandreu)

El parque infantil, una plaza no demasiado grande de la ciudad, está lleno de cagadas de perro.

En las entradas del parque ajardinado hay dos carteles que indican que se trata de una zona de juegos habilitada para los niños, y se puede leer con claridad que no se admiten perros, perros “NO” dice como resumen el final del cartel.

Pero en la plaza siempre hay algún perro, a veces hay más perros que personas. La mayoría campan sueltos, a sus anchas, cagando y orinando donde les viene en gana.

Algunos propietarios de los perros recogen las cagadas, otros diluyen las meadas con un chorrito de agua que llevan en una botella.

La plaza, el jardín y el pequeño parque están llenos de cagadas. Todo el recinto huele a perro.

Esta mañana una mujer con un perrito lisiado que caminaba con unas ruedecitas en las piernas traseras y otro perro grande estaban dentro del parque, metidos en uno de los jardincillos.

Cuando han salido he podido observar una gran cagada junto al tronco de un árbol.

Le he preguntado a la señora si aquello era de sus perros y me ha contestado que NO, de ninguna manera, que su perrito lisiado no caga en los jardines, y que el grande cuando lo hace ella se apresura a recogerlo.

Le he recordado que esto es un parque infantil y que está prohibida la presencia de perros. Me ha dicho que no es así, que el parque es solo la zona de juegos con aparatos y que en los jardincillos contiguos no están prohibidos los perros.

Un poco más tarde ha llegado al parque una joven de pelo largo y vaqueros negros con un perro grande, muy grande. El perro se ha situado en el centro de uno de los pasillos de tránsito y ha defecado, una gran cagada, y la joven se ha apresurado a recogerla.

Le he recordado a la joven que estaba en un parque público, un parque infantil, y que hay unos carteles, medio borrados a porrazos, en los que aún se puede leer “perros NO”.

A la joven le han molestado mis comentarios y me ha hecho una disertación sobre la tolerancia, la convivencia y la educación. En pocas palabras me ha indicado que mi actitud, al recordarle que los perros invaden los espacios infantiles infringiendo las normas, es intolerante, incívica y maleducada. En cambio, llevar un perro grande a cagar a un parque público con áreas de juegos infantiles, según la joven es un acto de tolerancia, civismo y educación.

En una ocasión le comenté el tema de los perros en los parques infantiles a un policía municipal, levantó las cejas y los hombros y me dijo: “ES UNA BATALLA PERDIDA”

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